La situación actual del ferrocarril en el Estado español es la peor que hemos conocido nunca, no es menos cierto que el ferrocarril que necesita la mayoría de la población está extinguiéndose por falta de inversión, de mantenimiento, de nuevos proyectos para llegar a más poblaciones, de un trasvase real de mercancías desde la carretera, acabando también con el papel vertebrador y de servicio público necesario que siempre ha tenido.