Interesante artículo de Luis F. Troconiz en kaosenlared.net que resume de forma clara y concisa lo que ha ocurrido en Telemadrid para llegar a la crítica situación actual. El 12 de marzo se cumplen dos meses del ERE en Telemadrid por el cual el ente público despidió a 861 trabajadores (cerca de un 90% de la plantilla) tras un intenso mes de diciembre en el que una huelga indefinida llevó a negro las emisiones del canal.
El desmantelamiento de la televisión pública madrileña lamentablemente ha sido la crónica de una muerte anunciada, o si lo prefieren, la muerte en vivo y en directo de un canal, que junto con TV3 llegó a ser en su día el canal autonómico con más aceptación. Muchas son las cosas que han pasado en la última década hasta llegar a este desenlace pero conviene recordar algunos datos:
1. Cuando Esperanza Aguirre llega al poder la cadena pública tenía un 17,1% de cuota de pantalla, hoy apenas supera el 4%, a la cola de las televisiones autonómicas junto a la privatizada televisión pública murciana.
2. Los gestores de Telemadrid tienen en los últimos años el triste record de sentencias en su contra con más de una decena de condenas. En 2010 recibió una gravísima condena por vulneración del derecho fundamental a la libertad sindical.
3. Ha protagonizado los capítulos más escandalosos por manipulación informativa desde que Julio Somoano (actual director de informativos de TVE) y Agustín de Grado (columnista de ‘La Razón’) ocuparon los puestos de responsabilidad editorial en los informativos de la cadena. En 2007, la comisión de peticiones del Parlamento europeo admitió a trámite la denuncia de los trabajadores de Telemadrid por ‘manipulación e intoxicación sistemática’. En 2005 tras el escándalo por la emisión de un reportaje sobre el 11M la Federación de asociación de periodistas condenó a Telemadrid por manipulación y ‘faltar repetidamente a la verdad’. Un caso sonado que llega al esperpento de la manipulación tuvo lugar en la última huelga general en la que el presentador Hermann Tersch gravó la crónica de la jornada el día anterior. También a utilización de imágenes documentales falsas en sus telediarios ha tenido una condena unánime por las asociaciones del sector.
4. Una vez iniciado el camino de la privatización, entre las empresas que ya se han interesado están Secuoya (en la que figura como directivo M.Ángel Rodríguez, exportavoz de J.M.Aznar) o Vértice (presidida por Josep Piqué, ex ministro de exteriores del PP). La rentabilidad aseguran está en torno a un 15% y su venta rondaría la pírrica cantidad de 20 millones de euros frente a una deuda de alrededor de 1.000 millones de euros. Lo que demuestra un fracaso absoluto en la gestión.
Los que convirtieron la cadena en el altavoz de la ultraderechista AVT, desplegaban grandes medios para cubrir las misas en Colón, al tiempo que silenciaban las grandes manifestaciones del ‘No a la guerra’ o del 15M, sabían que la pérdida de credibilidad de la cadena, corroborada por la caída en picado de las audiencias, allanaba el camino de la privatización. A sus dirigentes nunca les importó lo más mínimo su naturaleza de servicio público y no dudaron un segundo, a las órdenes directas de Aguirre, de colocar a todos los periodistas estrella ‘amigos’ en la cadena al mismo que tiempo que purgaban una redacción que siempre fue un ejemplo de profesionalidad y compromiso. Al igual que sucede en sanidad, en transportes o en el Canal de Isabel II, el objetivo a cumplir ha sido el de servir al interés privado a costa de los bienes de todos los madrileños. Algunos lo han llamado saqueo público. A primeros de marzo comienza el juicio en el TSJM ante las demandas interpuestas por CGT y CCOO en la que exigen la nulidad de los despidos. La decisión que tomen los magistrados será muy importante porque va a marcar jurisprudencia de aplicación a otras empresas públicas que se encuentran en situación similar, dado que está en juego la aplicación real de la reforma laboral a los empleados públicos. Aguirre e Ignacio González llevan años acosando a los colectivos profesionales críticos con su ideología: los periodistas, los actores, hasta los médicos o los profesores. El objetivo es acabar con todo aquello que suponga resistencia a los planes de acabar con los servicios públicos en una Comunidad de Madrid tristemente convertida en laboratorio del neocapitalismo.