Diario de una huelga (en Airbus-Illescas): día 4

A primera hora de la mañana había un silencio que denotaba cansancio y no auguraba nada bueno. Son ya cuatro días y empieza a haber desgaste. Intuimos que va a ser un momento crucial en el que tiene que haber movimientos en uno u otro sentido.

Sabemos que son importantes los papeles y la documentación, pero no tenemos la cabeza muy despejada como para pensar en burocracia, juzgados, plazos y demás. A pesar de eso, se va dando prioridad a esa tarea.

Recibimos un ultimátum que nadie sabe de dónde ha salido y en el que se plantea que tenemos que entrar ya  y que si no lo hacemos no serán 17 los despedidos sino todos. La amenaza es que será gente de Airbus quienes hagan ese trabajo a partir de ya. No es tan fácil, pero bueno. Han metido la cuña a ver por dónde sale.

Este bajonazo hace que nos reunamos en asamblea improvisada y comencemos a debatir sobre las razones y situaciones de cada uno. En algunos casos el tiempo apremia y en otros no tanto. Las sensibilidades son distintas y es difícil encajar algo que valga para todo el mundo. Parece que han esperado a estos momentos donde las fuerzas flaquean para hacer mella. Lo que no se explica es que lo suelte un sindicato en lugar de la empresa. Buena parte de la mañana ha servido para digerir esas dudas, pros y contras.

Desde dentro nos llega que nunca se había visto nada igual. Una fábrica prácticamente parada, gente jugando a las cartas para pasar el tiempo, desconcierto y naves vacías. La huelga está teniendo un impacto brutal, así que nos hace albergar esperanzas de que no todo está perdido, ni mucho menos.

De la parte de arriba nos llega que tienen problemas con la limpieza y con los epis que se han de utilizar para proteger la salud. Nadie sabe muy bien el día a día de los truquillos propios de este trabajo para que la cosa quede niquelada. Además nos trasladan que ha habido un incidente en la AGV y se ha producido un cortocircuito por un error en su manejo que la ha dejado fuera de combate: el karma existe.

El menú del día ha consistido en migas de primero y sardinas asadas de segundo. Nuestro compañero cocinero profesional disfruta viéndonos comer. Las migas están simplemente espectaculares. Algo así no se encuentra ni en el Bohío.

Nos llega un audio en el que se asegura que hay reuniones previstas esta tarde noche de consejos de administración y de dirección para resolver y llegar a algo. Esto nos da esperanzas para resistir hoy. Las dudas de la mañana se han ido disipando y nos ha vuelto la fuerza así como de repente. Estamos preparados para todo.

Nos transmiten que les han dicho a los compañeros de la retirada de residuos que no pueden hacernos llegar más palés para calentarnos. Esto es jugar duro y quieren dejarnos sin suministro calórico y pasando frío. Si esto se hiciera en una perrera, cualquier asociación animalista actuaría con contundencia.

Por la tarde vuelve a caer agua. Está claro que nunca llueve a gusto de todos. Es casi imposible que la climatología acompañe a la lucha. Si no es el frío es el calor, y si no será un meteorito. Menos mal que llegan buenas noticias con la caja de resistencia y la recaudación en la cuenta bancaria que se ha abierto para recibir el dinero de apoyo.

Al entrar la noche vuelve a caer otra bomba en forma de un supuesto burofax que nos dejaría a todos fuera, pero que se puede revertir en una reunión de última hora el lunes. Todo confuso, extraño y de tapadillo como ha venido siendo durante toda la semana. Dicen que mañana habrá una reunión de las direcciones de las empresas. Tantos macutazos han provocado alguna tensión entre nosotros que no pasa a mayores. Aunque parezca mentira nos da fuerzas para entrar en lo que prevemos que será la última fase. Están preparando la traca final y no nos pueden pillar con la moral baja.

Sabemos que en Getafe están a tope y eso nos sirve para retroalimentarnos unos a otros. Mañana viernes será clave y seguiremos defendiendo nuestro puesto de trabajo con las únicas armas que tenemos: nuestras manos y nuestro corazón tozudo.

Salud.